
VUELVE CASA ATLÁNTICA A MADRID
El Atlántico no solo se contempla, también se vive. Y del 26 al 29 de junio,...
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Dentro del mundo de la gastronomía, existen diferentes tipos de productos que deben o deberían tomarse de una forma determinada. Esto sucede, sobre todo, en el ámbito de la enología en el que se tiene especial cuidado con la temperatura a la que se toma el vino blanco.
Los especialistas explican que la temperatura ideal debe lograrse para aprovechar al máximo las propiedades y características de cada vino, así como para sacarle el mejor partido. Y es que, en función del tipo de vino, será una u otra.
Es cierto que, dentro del mundo del vino, los blancos son los que permiten beberse a una temperatura menor. De hecho, los vinos blancos son los que en los días más calurosos apetece más pedirse. Pero incluso dentro de esta gama existen diferentes grados aconsejables. Los vinos blancos dulces como el moscatel o el Pedro Ximénez, exigen una mucho más baja que el resto, deben tomarse a 8ºC; en cambio, los vinos blancos jóvenes y secos se aconseja consumirlos a 10ºC; mientras que los blancos fermentados en barrica deben tener en torno a 12ºC, como nuestro vino Finca Valiñas de Mar de Frades.
Aunque la variación de temperatura sea de un solo grado, es fundamental tenerla en cuenta cuando se va a realizar una cata. Esto es así porque el vino se toma demasiado frío, dejará percibir en exceso su acidez y apenas se podrán percibir los aromas frutales o amaderados que le aporta la barrica. En cambio, si se toma demasiado caliente, se percibirán demasiado lo alcoholes y el sabor del vino se enmascarará por los sabores más dulces.
Para un consumidor habitual, que no tiene nada que ver con el mundo del vino y que bebe vino de una forma “casera”, puede tornarse complicado y engorroso llegar a cogerle el punto exacto a cada tipo de vino. Y es que no es necesario medir la temperatura del vino blanco cada vez que se vaya a tomar una copa pero si es recomendable conocer los grados para orientarse sobre cuándo debemos enfriar un vino y poder degustarlo en condiciones. En cambio, si lo que buscas es aprender de vinos, una forma sencilla para aprender y entrenarse desde un principio es haciendo uso del termómetro. Con él irás viendo poco a poco si esa es la temperatura ideal del vino blanco o, si el vino que te están sirviendo está demasiado frío o demasiado caliente.
Existen dos costumbres universales y muy de andar por casa, para lograr el punto ideal del vino blanco que nosotros consideramos adecuada. La primera es meter la botella al congelador para que se enfríe rápidamente y la segunda, aunque menos común, es acercarla a un radiador para que, cuando está demasiado frío, se atempere. Lo que pocos saben es que, mediante estos cambios tan bruscos -por mucho que consigamos la temperatura que más nos agrade-, estaremos estropeando el vino.
Uno de los motivos por los que muchas personas no logran disfrutar del vino cuando lo bebes es porque éste no se ha servido al grado correcto. De ahí, la importancia que tiene a la hora de tomar este producto.
La mejor forma de atemperar el vino blanco de una forma rápida, y de no dañar el vino, es introduciendo la botella en un recipiente con agua y hielo. Si te fijas, en los buenos restaurantes y en las vinotecas se usa el método de las cubiteras para enfriarlo. Olvídate de utilizar el frigorífico o el congelador, enfriar las botellas en una cubeta es más sano para el vino además de que es más rápido. Y es que, para bajar la temperatura de una botella de vino de 20ºC a 8ºC, en la cubeta tarda entre 10 y 15 minutos mientras en el frigorífico no baja de dos horas y además daña su contenido.