
VUELVE CASA ATLÁNTICA A MADRID
El Atlántico no solo se contempla, también se vive. Y del 26 al 29 de junio,...
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Mar de Frades está muy cerca del mar, de hecho puede divisarse desde una de nuestras viñas y quizás por ello nos gusta pensar en todo lo que ocurre y ha ocurrido en el gran azul. Hablemos de barcos hoy.
Frente a la tierra firme, el movimiento permanente de las olas del mar. Algo tuvo que despertar en el hombre las ganas de conquistar un medio que, de entrada, resulta impenetrable para aquellos que no poseemos branquias para bucear. ¿Cómo adentrarse en el agua? Explorar y pescar parecen las primeras razones que animaron a los hombres a buscar la manera de moverse en el agua. Troncos de árboles, cañas o ramas y su resistencia al hundimiento fueron seguramente los primeros intentos humanos de mantenerse a flote en el agua de ríos, lagos o mares en calma.
Hace más de 5.000 años, los antiguos egipcios supieron ver en el río Nilo un camino. Una vía por la que desplazarse y transportar alimentos o materiales. Parece que los inicios de la navegación pueden rastrearse en estas civilizaciones primigenias, que fabricaron las primeras embarcaciones rudimentarias con papiro enrollado y atado. El papiro, que fue también soporte para la escritura, era un material tejido y aplanado que conseguían fabricar a partir de una hierba acuática muy frecuente en las orillas del Nilo.
Barcos de vela
Posteriormente fueron las naves de los griegos y fenicios, construidas en madera las que navegarían por el Mediterráneo conquistando islas y mercadeando con las poblaciones costeras. Los barcos vikingos, por su parte, surcaron los gélidos mares del norte de la actual Europa, alcanzando gran desarrollo naval. El historiador romano Tácito, nacido probablemente en el primer siglo de nuestra era, dejó por escrito la descripción de los barcos vikingos, de los que dijo “son distintos a los nuestros, tienen dos proas, con lo que pueden alejarse de las costas sin necesidad de virar”
Galeras, galeones, goletas o el velero bergantín al que cantaba Espronceda en su Canción del Pirata fueron barcos movidos principalmente por el viento. Desplegando sus velas cuadradas, trapezoidales y triangulares entre el palo mayor y los demás palos de la embarcación, consiguen usar el viento como fuerza motora para su desplazamiento. Algunas de ellas incorporaban filas de remeros, con los que acelerar, virar o moverse en mares en calma o con los vientos desfavorables. Con estos barcos se transportaron pasajeros y mercancías, se combatió en alta mar y se conquistaron nuevas tierras. En la historia de la navegación, las embarcaciones de vela gobernaron los mares entre el s.XVI y mediados del s.XIX.
Un barco de vela en la etiqueta de Mar de Frades
Desde los años 90, Mar de Frades viene utilizando etiquetas con tintas termocrómicas, es decir, que reaccionan según la temperatura. Un indicador perfecto para servirse los albariños y godellos de Mar de Frades a su temperatura ideal. ¿Sabéis donde encontrar un bonito navío? En la etiqueta frontal de Mar de Frades, justo encima de la “DE” aparecerá dibujado si el vino está a una buena temperatura de consumo.
Bucear
También el hombre debió de plantearse en algún momento la conquista del mar desde dentro, es decir, sumergidos en él, buscando la manera de transportar o preservar el oxígeno necesario. La apnea tenía un límite físico infranqueable. Desde las primeras escafandras, tremendamente aparatosas y pesadas a los más modernos submarinos ha avanzado mucho la historia de la inmersión. Los diseños de Leonardo da Vinci, un auténtico visionario, acabaron por tomar forma tiempo después. Concretamente en el Descubrimiento de América fue el hecho que propició la creación de equipos de buceo más o menos rudimentarios: todos los pecios hundidos cargados de oro eran razón suficiente para motivar la invención de un traje de buceo autónomo.
En 1839 se inventó la bombona de oxígeno comprimido siendo un punto más para la conquista del fondo marino. Entremezclados con ficción, con leyenda y con novelas de Julio Verne, encontramos muchos modelos de escafandras y batiscafos.
En la actualidad, enormes portaviones, cruceros que son verdaderas ciudades móviles y submarinos no tripulados se mueven por la masa azul del planeta. Sin embargo, nunca olvidemos a una de las figuras más representativas del arte de la papiroflexia, el barquito de papel. Uno de los modelos más sencillos. Con unos cuantos pliegues, un trozo de papel que se hundiría rápidamente, consigue navegar unos minutos. Aprendamos de ello.