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¿En qué fecha naciste?

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Albariño Con Carácter: Mar de Frades Finca Valiñas 2015

El albariño Mar de Frades nace en 1987 en el valle de Salnés. La brisa atlántica y el terreno granítico aportan a sus uvas ese toque de frescor que dan lugar a unos vinos ácidos con sabores salinos y minerales.

La bodega cuenta con 60 hectáreas de viñedos en algunas de las mejores parcelas de los valles de Salnés y Ulla, y se abastece de uvas de más de 200 viticultores independientes, siendo así uno de los mayores productores de la región. 

Para Paula Fandiño, enóloga de Mar de Frades, la uva Albariño es de gran complejidad y recuerda a la perfección su tierra, su maduración y vinificación. Está convencida de que pronto igualará la proeza de Riesling en estas áreas y su Finca Valiñas 2015 es el claro ejemplo. 

El vino

Definimos nuestro vino como elegante, aromático, con cuerpo y textura de un Chardonnay, de crianza en barrica de roble, pero con el toque ahumado de la salinidad tan característica de Galicia y de Mar de Frades. Para Paula Fandiño, nuestra enóloga, el aroma a yodo acompaña perfectamente los platos de marisco gallegos. 

Paula admite abiertamente que al Albariño aún le queda mucho por demostrar, pero sabe que mientras siga investigando y cruzando los límites de la viticultura en su región natal, conseguirá alcanzar el nivel de Riesling y Chardonnay.

La Uva Albariño

La reina de los vinos blancos españoles, Albariño es una uva de piel gruesa y perfecta para el frío y húmedo terreno atlántico del paisaje gallego. Una uva de pronta maduración y de acidez elevada, con un cuerpo medio y graduación alcohólica media.

Como afirma la enóloga Paula Fandiño, “la mayoría de los Albariños se centran en la frescura y juventud, no obstante, creo firmemente que la acidez natural aporta gran potencial en la maduración”.

El secreto de su particular carácter según Paula es “vendimiar las uvas en el momento exacto de maduración es crucial. Busco la intensidad sobre los aromas tiólicos de piña, albaricoque, fruta fresca y notas balsámicas. Solo entonces se puede trabajar en la vinificación para contribuir en la maduración del vino”.  Paula añade que para poder valorar realmente el potencial de Mar de Frades hay que esperar al menos un año tras la fermentación. 

La Región

Con tan solo 4047 hectáreas muy fragmentadas de viñas y una media anual de 1700mm de precipitaciones, Galicia es el hogar del Albariño. Es habitual que las cosechas sean variadas, pero los suelos (arena sobre base de roca granítica) de drenaje libre y las pérgolas de parra, permiten que haya la circulación de aire necesaria para mantener las uvas libres de enfermedades en un ambiente húmedo. 

Los Viñedos

Finca Valiñas es la joya de la corona gallega: un viñedo plantado en 1975 en una parcela en pendiente de 2,2 hectáreas, de suelo granítico y arenoso a 112 metros de altitud. De hecho, fue uno de los primeros viñedos plantados en Galicia en parcelas montañosas. 

“Con vistas sobre el Atlántico, nuestro viñedo Finca Valiñas es el hogar de la vieja vid Albariño, que crece sobre granito y que goza del microclima del Valle de Salnés” dice Paula, la enóloga de Mar de Frades. 

Paula añade, “Este vino es mi interpretación de un viñedo singular, con el tiempo he sabido capturar el sabor mineral y salino, carácter de la tierra del Mar de Frades más especial. El viñedo tiene terrenos superficiales y una elevada acidez dada la presencia del granito que aflora por doquier. Es un viñedo viejo, que mantiene su frescura única, a diferencia de otras zonas del valle, haciendo posible la vinificación de vinos y crianza.” 

La vinificación y la Crianza

Mientras se está sirviendo una cosecha 2020 de los principales Albariño Mar de Frades, Finca Valiñas está al menos cuatro años atrás, y ello se debe a que el trabajo de nuestra enóloga, la crianza conlleva mayor complejidad, matices y carácter de su tierra.  

El primer paso es la maceración, de 36 a 40 horas, con el método Ganímedes, un proceso de maceración en frío que mejora los vinos blancos aromáticos previniendo la oxidación y la necesidad de sulfitos. 

Durante el primer año tras la fermentación, el vino permanece en contacto con sus lías, mientras Paula y su equipo controlan su evolución. “Para poder conocer y entender el vino, necesitamos al menos un año, solo entonces podremos apreciar la variedad del Albariño. Después, podremos identificar las notas florales, y aromas de hinojo y flores blancas. Empezar la crianza justo después de la fermentación sería un error”, admite. 

Durante el segundo año, el vino se cría sobre sus lías en depósitos de acero inoxidable con batonnage durante nueve meses, y tres meses más de reposo para unificar el volumen y estructura. Antes del importantísimo cuarto año de crianza de la botella, se alternan los procesos de agitación de las lías y reposo cada cinco a seis meses. De este modo el vino madurará correctamente y estará listo para su lanzamiento

 

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